HIDATIDOSIS PULMONAR. UNA ZOONOSIS ENDEMICA EN NUESTRO MEDIO.

María Sol Craia. Médica residente. Cátedra de Anatomía y Fisiología Patológicas. Facultad de Ciencias Médicas – UNR. Hospital Provincial del Centenario.

Gabriela Pairola. Médica anatomopatóloga. Facultad de Ciencias Médicas. UNR.

CUADRO CLÍNICO.

Paciente de 26 años de sexo masculino, con antecedente de resecciones quirúrgicas de quistes hidatídicos a los 8 y 10 años de edad. En la actualidad fue sometido a una toracotomía exploradora por presentar una masa ocupante de espacio en el pulmón izquierdo.

El paciente es oriundo y residente de zona rural y realizaba trabajos agropecuarios.

Se efectuó una tomografía axial computada (Fig 1) que evidenció en el lóbulo inferior pulmonar izquierdo una lesión quística de contornos lobulados, de densidad líquida heterogénea, con septos en su interior que medía 40x46x27mm. A su vez, en el segmento II hepático se identificó, a nivel subcapsular, una lesión redondeada de 28 cm de diámetro, que por sus características se diagnosticó como un quiste complejo/hidatídico.

Presentaba hemaglutinación indirecta para hidatidosis reactivo con títulos 1/256 dls e inmunofluorescencia indirecta reactiva con títulos 1/640 dls.

HALLAZGOS ANATOMOPATOLÓGICOS

Se remitió al Servicio de Patología un fragmento de parénquima pulmonar de 5 x 5 x 3,5 cm. Al corte, se identificó una lesión quística (Fig 2) de 4 cm de diámetro, de pared gruesa, firme y blanquecina, que contenía numerosos septos delgados, y abundantes formaciones vesiculares, de paredes lisas, delgadas y traslúcidas con contenido líquido transparente.

Desde el punto de vista histológico se evidenció la presencia de una pared gruesa constituida por una capa acelular acidófila densa, rodeada de parénquima pulmonar con variables grados de fibrosis e infiltrado lindoplasmocitario focal (Fig 3  B). Las vesículas se hallaban constituidas por delgadas membranas anhistas (Fig 3 C) que contenían numerosas formaciones pequeñas y redondeadas, con una o dos hileras de ganchos en su interior (Fig 3  A y D)

Los hallazgos histológicos descriptos, sumados al cuadro clínico, permitió arribar al diagnóstico de quiste hidatídico.

DISCUSIÓN

La hidatidosis es una zoonosis causada por el céstode Echinococcus granulosus, el cual posee distribución mundial. El parásito requiere de diferentes hospederos para completar el ciclo de vida: los hospederos definitivos son el perro doméstico y otros cánidos silvestres, donde desarrolla la forma adulta y los hospederos intermediarios, son principalmente ovinos pero también, caprinos, cerdos, bovinos, etc. en los cuales desarrolla la fase larvaria. Por ello, las áreas rurales ganaderas son las más afectadas.

El hombre adquiere la infección a través de la ingestión de agua o alimentos contaminados o por el contacto estrecho con perros parasitados. En este sentido, la niñez es la etapa donde generalmente se produce la infección. En el intestino delgado se produce la disolución de la cubierta de los huevos y se liberan embriones que atraviesan las microvellosidades de la mucosa intestinal y pasan a la circulación portal para llegar a los diferentes órganos. (Fig 4)

Una vez allí, empieza a desarrollarse la forma larval que es típicamente unilocular con líquido en su interior por lo que irá lentamente aumentando de volumen y formando vesículas prolígeras, protoescólices y ganchos, los que en conjunto se conocen como “arenilla hidática”. La pared del quiste es multiestratificada y está conformada por una membrana externa (cuticular) y una membrana interior germinativa. Por fuera el órgano parasitado forma una reacción inflamatoria: la membrana periquística fibrosa, derivada del huésped, que puede contener elementos parenquimatosos como vasos sanguíneos, linfáticos, bronquios o conductos biliares. Las vesículas hijas son pequeñas esferas que contienen los protoescólices y se forman a partir de la capa germinal.  El contenido líquido es transparente (cristal de roca) o amarillo claro, tiene un pH neutro, y contiene cloruro de sodio, proteínas, glucosa, lípidos y polisacáridos. El mismo es altamente antigénico. (Fig. 5)

La localización más frecuente es la hepática (67-89%) seguida por la pulmonar (10-15%). También pueden desarrollarse en otros órganos como riñón, cerebro, corazón, hueso, músculo, etc. Pueden comprometer en forma simultánea diferentes órganos.

El cuadro clínico es variable, dependerá del órgano afectado y la velocidad de crecimiento. En el hígado, la resistencia del tejido circundante es mayor, lo que determina que en muchos casos el crecimiento sea lento durante años, por lo que un alto porcentaje de personas permanecen asintomáticas durante toda su vida. En cambio, el pulmón al presentar características elásticas, ofrece escasa resistencia a su crecimiento, lo que determina un aumento de tamaño relativamente rápido con la consiguiente aparición de síntomas clínicos. Cuando los quistes se rompen, en forma espontánea o secundaria a un traumatismo o cirugía, pueden provocar la siembra y formación de nuevos quistes (hidatidosis secundaria múltiple). También pueden infectarse o provocar reacciones anafilácticas.

Los estudios serológicos e imagenológicos poseen una sensibilidad limitada y, aunque la biopsia por aspiración con aguja delgada guiada por ultrasonido podría ser un buen método diagnóstico, no es utilizada por el riesgo de anafilaxia secundario a la respuesta de hipersensibilidad inmunológica del huésped.

CONCLUSION Dada su alta incidencia en nuestro medio, sobre todo en áreas rurales, es importante tener en cuenta esta entidad a la hora de abordar piezas provenientes de pacientes con diagnóstico de masas ocupantes de espacio, de características quísticas, presentes especialmente en hígado y pulmón. Dado que las pruebas serológicas e imagenológicas son poco sensibles, el estudio anatomopatológico es importante para arribar a un diagnóstico certero.

Fig 1: TAC de tórax. Lesión quística de bordes bien definidos.
Fig 2: Quiste quidatídico. Pared fibrosa con septos delgados y presencia de vesículas pequeñas.
Fig 3 A y D: Cápsulas prolígeras (protoescólices). B: Membrana periquística y parénquima adyacente. C: Membrana cuticular. H-E 10X.
Fig 4: Ciclo del parásito.
Fig 5: Esquema. Quiste hidatídico.

BIBLIOGRAFIA

Cortez Carrasco, A. Hidatidosis por Estudio citológico e Histológico. Presentación de un caso. Rev Hosp Gral Dr. M Gea González. Vol 5, Nos. 1 y 2 Enero-Marzo 2002 Abril-Junio 2002 Págs. 42-45.

Guarnera, Eduardo A. Hidatidosis en Argentina: carga de enfermedad. – 1a ed. -Buenos Aires: Organización Panamericana de la Salud – OPS, 2009. Guía para el equipo de salud Nro 11. Hidatidosis. Guia para el Equipo de Salud. Ministerio de Salud de la Nación Argentina. Marzo 2012.

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